viernes, 19 de febrero de 2010

Minerva

Quien por tu pequeña belleza eres acreedora de mi corazón perpetuo.
Por cuantos maullidos agonizantes.
Tocaste el corazón de mi previo recipiendario.
Con mercancía te vio esa dualidad, caminando las noches de un tiempo remoto.
Con corazón de azúcar escalaste los brazos de la concubina.
Y fuiste reina, te valió solo un segundo, el reino de las alturas.

Quien enferma predica bondad, en cuero enfermizo, roída por desencanto ajeno.
La dualidad que ama, la dualidad que se enternece, la dualidad que obra sabe ya.
Por montes efímeros y belleza superflua debía trascender, sin éxito.
En recuerdos ahora, tu pelaje atigrado humilde, pediste auxilio en forma de olorosos vapores.
Cuya mente que te conoce rememora en esta hora.

Viste sanando tus llagas en el calor de un sombrío hogar de amores ya lejanos.
Perteneces a un reino no muerto, si no soñando.
Fui capaz de contemplar la más perfecta madre sobre ti.
Pero no más allá de un padre silente, lleno de culpas que carcomen su alma putrefacta.
Quise ver vida eterna en tu corazón felino, ciego el padre te percibió eterna en tu pelaje.

Y un día de dicha, la tristeza hubo de presentarse como alfileres calientes que atraviesan piel.
La madre llega con ofrendas al amor que esta naciente familia te profesó.
El padre con vergüenza no sabe como ocultar lo inevitable.
Un descuido maldito, una funesta vista hacia abajo, y una rabia imperecedera.
(Ni el mejor poeta ha de transmitir magnitud de la muerte en solo una frase.)
Ya todo es silencio, tus ronroneos no serán más, todo en un maldito segundo.

Ya aparentemente lejano fue tu entierro bajo el oxidado castillo.
Las lágrimas que corren ahora riegan al Laurel que alimentas, Oh! Preciosa hija de bigotes blancos.
Las lágrimas de los tres regaron un árbol fuerte en el Sol.
Desde acá te pido perdón a la usanza imperecedera, te doy mi alma, no te olvido felina.
Te haré inmortal en estas palabras, oficiando de sacerdote secreto tu culto ronroneador.

Y te saludo, hija. Te amo. Bajo la tierra te veré ascender, y en el Mar estar. En tu vida ser más… que solo una pequeña caricia.

viernes, 5 de febrero de 2010

¡Hey Baco! Ella me odia...


Amar el conocimiento puede ser amar tu ignorancia
Egoísmo contenido en Karma de vidas pasadas
Y a través de susurros electromagnéticos veo aproximar
A un gato enorme en mi ventana maldecir

Choronzon y Dionisio pasan burlescos
Tras el felino de garras melancólicas
Que en sueños, a veces aparece, Minerva mi hija
Me ama, pero contradice mi anciana alma

Hablo con el cadáver de un cuadrúpedo en descanso eterno
Quien fue testigo de un amanecer en la vida, etéreo
El felino yace ahora, con su hermana Mona
Juntas, bajo el castillo derrumbado y olvidado

Hay vergüenza en el actuar del Mago, ya Hechicero mal oliente
Quien se ha visto inmerso en fracaso por Baco y 333
No había esperanza en esos eones, hasta ver un Mar Eterno
Que se aleja de la vista, producto de sus brujerías

Amar tu ignorancia es mi saber
Mientras se almacena anhelada masa/energía
Amar, sonriente, tu conocimiento es saber
Por mis neuronas he al ciego demonio maldecir

El Mago tiene sed de sangre como el altar clama por la más perfecta Ceremonia
Y su mente se jacta de ignorar misterios escritos y ocultos por décadas
Vengo a reconstruir el castillo de los suelos, clama tu hermano en 777
Vengo a aclarar tu mente, susurra en el oído la dama Alba Escarlata

Hundido en salsa de carne en huesos humanos
Alimento al lector de palabras inútiles
¿Qué importan para ti la Vara Mágica y el Asno de Apuleyo?
Mejor duerme… mejor duerme

Porque a través de los eones y la procesión de equinoccios
El gato aparecerá cariñoso en tus sueños / agresivo en tus pesadillas
Y con uñas filosas, tiernas, peligrosas y reales te recordará
Por cuantos fracasos la vida te ha de conducir

miércoles, 3 de febrero de 2010

El que Aguarda (Dedicado a Barbara Lopez)

Vi sobre el mar de plata a la Doncella de ojos expectantes
Quien obró, por arte de su magia, elevar su vista
Y al ver ningún mar, su vida esperar, silente cual bostezo oculto

Esperando en silencio otra vez, su ángel silencioso, en madera de caoba
De quien su piel se eriza ante el sonido de quien ose procurar su pelo oscuro
¿Cuantas mil llamas se enaltecen? Guardando cabellos acariciados

Mil sueños provocaste al amante de la serpiente, quien es la Dama de los sueños ocultos sobre lo oculto.
Y sobre el Mar de los mil pilares apareciste
No Sonriente / Si no Expectactante
Cual misterioso arcano antes del Sol Naciente
Y te conocí, Oh! Sol glorioso esperando
No por palabras fútiles, si no por perfecta ciencia

Que ocultas al ignorante
Que llamas a saber
En rojo y blanco la vida de los hombres te clama
En rojo y blanco los nonatos vienen a saludarte

Silentes en fila llegan todas las almas
Cuales figuras a caballo se creen en su poder
Y quién llega ignorante al fin sabe
Bajo la doncella de Blanco y Rojo ha de sucumbir

Y sobre los tiempos se conocen, formas humanoides nuevas
Quienes agradeces al la Doncella de Blanco y Rojo
Desde el Bardo te conocen, y a Dharma conducidos
Te espera en el abismo quien te admira bajo las nubes, hoy muerto.

Podrido el cuenco de las eras se pudre.
No hay canto esta noche.
Solo hay canto para la Doncella de la vida naciente
Cuyos parpados se van. Como el sueño entre las nubes